Murió Brigitte Bardot, la última gran leyenda del cine francés, a los 91 años

Se casó cuatro veces y tuvo un hijo, Nicolas-Jacques Charrier, fruto de su matrimonio con el actor Jacques Charrier.

Ha fallecido una estrella. La legendaria actriz francesa ha muerto a los 91 años de edad, según reza el comunicado que ha emitido la fundación que lleva su nombre este mismo domingo. "La Fundación Brigitte Bardot anuncia con inmensa tristeza el fallecimiento de su fundadora y presidenta, la señora Brigitte Bardot, actriz y cantante mundialmente reconocida, que decidió abandonar su prestigiosa carrera para dedicar su vida y su energía a la defensa de los animales y a su Fundación", indica la institución, sin precisar el día ni el lugar exacto de su muerte.

A finales del pasado mes de septiembre, la actriz fue hospitalizada porque requería una cirugía menor. La operación se complicó y tuvo que permanecer dos semanas en el centro hospitalario Saint-Jean de Tolón. Ella misma tuvo que salir a desmentir los rumores que decían que había fallecido. El periódico Le Figaro confirmó, una vez que la actriz pudo volver a su casa, que había sido operada de una "enfermedad grave". La francesa aseguraba estar bien y no tener ninguna intención de "marcharse pronto". "No sé quién es el imbécil que ha difundido esta noche la noticia falsa sobre mi desaparición", respondía ella en sus redes sociales, en contra de los rumores que se habían difundido sobre ella y su supuesta muerte.

Un icono internacional
Brigitte Anne-Marie Bardot nació el 28 de septiembre de 1934 en París, en el seno de una familia burguesa. Desde niña, se formó en danza clásica, aunque su destino le tenía reservado otro escenario mucho más luminoso: el cine. A los 18 años, debutó en el séptimo arte con Le trou normand, y poco después protagonizó el film que la consagró mundialmente, Y Dios creó la mujer (1956), bajo la dirección de Roger Vadim, su entonces esposo. Esta cinta la convirtió en un icono internacional y en un símbolo sexual de su época.

Luego vendrían otras como El desprecio (1963), dirigida por Jean-Luc Godard y que consolidó su estatus en la Nouvelle Vague francesa, Las petroleras (1971), que rodó en España junto a Claudia Cardinale, y otras muchas que la asentaron como una actriz con un estilo y personalidad únicos.

Sin proponérselo, Brigitte popularizó el bikini, el escote que lleva su apellido (“escote Bardot”, hombros al aire), el eyeliner y ese flequillo en cortinilla que enmarcaba su rostro. Le bastaba con unas bailarinas y un moño enmarañado para atraer todas las miradas. Y, más allá de su indiscutible belleza, se convirtió en una mujer que valoraba su libertad por encima de todas las cosas, que entendía como la capacidad de poder elegir.

Vida personal intensa y polémica
A lo largo de su vida, Bardot tuvo romances memorables y matrimonios sonados. Su primer matrimonio fue con Roger Vadim, que la descubrió cuando tan solo tenía 16 años, para después pedirle matrimonio y lanzar su carrera en la gran pantalla. Con la desaprobación de su familia, Bardot dio el 'sí, quiero' a Vadim en 1952 y también a los proyectos que él tenía en mente para ella. El amor les duró cinco años, hasta que llegó un sonado divorcio. No obstante, Vadim y ella siguieron manteniendo el contacto y colaboraron en numerosos proyectos.

Posteriormente, contrajo matrimonio con Jacques Charrier embarazada de su primer hijo, Nicolas-Jacques Charrier, que nació el 11 de enero de 1960. La relación se volvió complicada cuando el padre fue llamado a filas para combatir en la Guerra de Argelia. No mucho después, la intérprete cerró capítulo y decidió apostar por una nueva vida.

El financiero millonario Gunter Sachs se cruzó en su camino y pronto convirtieron ese romance en un matrimonio exprés. En poco más de un mes ya estaban casados con una boda en secreto en Las Vegas. Las infidelidades de ambos hicieron que apenas un año después el compromiso llegase a su fin en 1969.

Desde 1992, su cuarto y último marido fue Bernard d’Ormale, el que fuera consejero del partido francés de extrema derecha, al que conoció en una cena a la francesa. Con él llevó una vida tranquila en las últimas décadas, refugiada en su palacete del sur de Francia, apartada de los focos y haciendo pocas apariciones públicas. Los animales fueron, desde hace años, su única preocupación (tiene cientos en casa) y la defensa de estos se convirtieron en parte de su filosofía.

Retiro temprano y pasión por los animales
En 1973, Bardot decidió alejarse del mundo del espectáculo. Su retiro no fue un silencio: se transformó en una incansable activista por la protección animal. Ese mismo año, fundó la Fundación Brigitte Bardot (Fondation Brigitte Bardot pour la protection et le bien-être des animaux), cuya misión es denunciar la crueldad animal en múltiples formas: caza, comercio de pieles, abandono de mascotas, entre otros. Su campaña contra la caza de focas —especialmente la práctica de quitarles la piel aún vivas— generó un gran impacto mediático e incluso presiones diplomáticas.

Legado y actualidad
A lo largo de su vida, protagonizó portadas que hoy siguen siendo un recuerdo vivo de su personalidad salvaje y arrebatadora. A pesar de retirarse del cine, su imagen sigue viva: su figura inspira campañas de moda, arte y cultura hasta hoy. En 2025 fue noticia por conceder una entrevista televisiva tras más de una década sin hablar públicamente, donde reflexionó sobre el feminismo, su vida, su activismo y los años pasados.

Con su belleza magnética, su estilo sensual y su actitud libre, Bardot se convirtió en una de las grandes musas del cine francés de los años 50 y 60, dejando una huella imborrable en la cultura popular internacional. Hoy el mundo la despide entre flores, recuerdos y homenajes.



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